A LOS LECTORES

En este blog se intentará rememorar viejas glorias del deporte nacional y mundial, como así también grandes momentos que, en tiempos tan vertiginosos, llevan a más de un desmemoriado a interpretar el presente sin incurrir en el pasado (arma vital para comprender la actualidad y prever el futuro).

lunes, 15 de octubre de 2007

El primer Argentina-Inglaterra


“Llegaron los siete mustachos”, tituló el Daily Express, en alusión a los bigotes de los jugadores argentinos. “Son petisos y fornidos, con emotivos ojos oscuros y apasionados”, describió el Evening News. Cuando el 4 de mayo de 1951, la Selección Argentina arribó a Londres para enfrentar por primera vez a su par de Inglaterra, muy poco se sabía de los dotes futbolísticos de los sudamericanos. Tal es el caso, que la prensa británica hacía hincapié en curiosidades lejanas al fútbol en sí.
Era la segunda vez que un combinado extranjero visitaba el mítico Wembley. Pese a que había sido inaugurado en 1923, sólo los escoceses habían tenido la oportunidad de jugar en el estadio más representativo de Inglaterra. Los argentinos, que no habían asistido al Mundial de 1950 disputado en Brasil, llamaron rápidamente la atención del medio inglés, y graciosamente se ganaron el apodo de “Beef boys” (muchachos de la carne), luego de solicitarle a la embajada argentina 375 kilos de carne para equilibrar la dieta que les brindaba el hotel londinense.
En los días previos al choque, la delegación argentina tuvo la oportunidad de presenciar el último partido de la temporada de Liga, que enfrentó al ya campeón Tottenham con el Liverpool, con victoria para los primeros. Sobre ese encuentro, el técnico argentino, Guillermo Stábile, destacó la rapidez del juego de los ingleses, y consideró al Tottenham un equipo superior a Racing Club, el campeón de Argentina. “Individualmente los jugadores argentinos son superiores, pero el juego de equipo de los ingleses es notable”, afirmó Stábile.
Se acercaba el día del partido, y el encuentro adquiría magnitud desde ambas partes. Para los ingleses era una forma de demostrarle al ambiente del fútbol que, a pesar del traspié que habían sufrido en la Copa del Mundo, eran los mejores. Para los argentinos, las presiones eran mínimas, aunque un triunfo en tierra europea podía ser un hecho que llevara al fútbol nacional a un pedestal de reconocimiento.
El 9 de mayo, tras una feroz tormenta que empeoró el estado del campo de juego, los equipos se dispusieron en hilera frente a la platea de Wembley para entonar los respectivos himnos. A los espectadores locales, el himno argentino les resultó “interminable”, y hasta algunos comenzaron a silbar, evidenciando una falta de respeto hacia los visitantes.
Luego del pitido inicial del árbitro, los argentinos salieron a defenderse en campo propio, dándoles la iniciativa a los ingleses, que no podían romper la férrea defensa albiceleste, claramente dispuesta para salir de contra y agarrar mal parado a los rivales. Justamente, luego de un corte de Ángel Labruna, salió la réplica de los visitantes. Loustau se escapó por la banda, gambeteó a un defensa y envió un centro al corazón del área para que Mario Boyé conectara un frentazo que dejó mudo al estadio, 1-0 para Argentina, a los 18 minutos de la primera parte.
El gol produjo la reacción de Inglaterra, que se vino con toda la furia contra el arco argentino, y convirtió en figura al arquero Rugilo. El predominio británico era tal que el resultado era injusto e impacientaba al público, que veía cómo por primera vez su selección perdía un partido en territorio propio.
El encuentro moría y los jugadores argentinos saboreaban el triunfo, cuando a falta de 10 minutos apareció la figura de Stan Mortensen para cabecear el decimocuarto tiro de esquina que tuvieron los ingleses y decretar la igualdad. No conforme con esto, a cuatro minutos del final, Mortensen nuevamente metió su cabeza en un tiro libre ejecutado por Alf Ramsey para asistir a Milburn, quien con su gol selló la victoria y le permitió a los europeos conservar el invicto en casa.
Los jugadores argentinos no lo podían creer. Algunos lloraban desconsolados en la cancha, mientras que el técnico Stábile declaraba que sus dirigidos habían jugado un buen partido, y merecían al menos el empate.




Inglaterra formó con: Williams, Ramsey, Eckersley, Wright, Taylor, Cockburn, Finney, Mortensen, Milburn, Hassall, Metcalfe.

Argentina formó con: Rugilo, Colman, Filgueiras, Iácono, Faina, Pescia, Boyé, Méndez, Bravo, Labruna, Loustau.


*Datos y crónica del partido recolectados del libro "Argentina vs. Inglaterra, mundiales de fútbol y otras guerras", del escritor David Downing.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre es bueno saber un poco de historia, y más de la historia de este "clásico" (que va más allá del fútbol).
Muy buen posteo!!

Santiago Aguero dijo...

Disculpá maestro: Que tucumano disputó ese partido?

EL ABRAZO DEL ALMA

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