A LOS LECTORES

En este blog se intentará rememorar viejas glorias del deporte nacional y mundial, como así también grandes momentos que, en tiempos tan vertiginosos, llevan a más de un desmemoriado a interpretar el presente sin incurrir en el pasado (arma vital para comprender la actualidad y prever el futuro).

sábado, 14 de julio de 2007

El atletismo con aroma de mujer

“A los chicos no les daba bolilla, mi único novio era el deporte, y ni siquiera iba a bailar”. Esa frase sonaría rara en cualquier mujer actual, globalizada, invadida por las revistas de belleza y la coquetería. Pero para Noemí Simonetto, en 1940, era un estilo de vida apasionante.
Cuando se nombra a Noemí Simonetto, se hace referencia a una eminencia del deporte nacional femenino. La atleta porteña integra un trío particular en el olimpismo argentino junto a la nadadora Jeannette Campbell y la tenista Gabriela Sabatini: son las únicas mujeres que consiguieron medalla de plata en especialidades individuales en Juegos Olímpicos.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, la delegación argentina, con 350 representantes, de los cuales sólo 11 eran mujeres, partió desde el puerto de Buenos Aires en un barco llamado “Brasil” con destino a Londres, para disputar la máxima cita deportiva a nivel mundial.
Simonetto, con 22 años, era criticada por los periodistas que le sugerían que se dedicara a una sola disciplina y, de esta forma, tratara de mejorar sus marcas. Pero a Noemí le gustaban “todas las disciplinas”, y en casi todas tenía record sudamericano.
En Londres 1948, Simonetto estaba anotada en cuatro pruebas, pero la idea fija era ganar los 80 metros con vallas. Finalmente llegaría a las semifinales, donde por un fallo polémico quedaría tercera, detrás de la francesa Mongirou, quien se cruzó de andarivel y la chocó para quedar segunda. Para Noemí quedaba el salto en largo como posibilidad de medalla.
El estadio Wembley se preparaba para recibir al salto en largo femenino por primera vez en los Juegos Olímpicos, por lo que se estipuló una marca mínima a superar para pasar a la final: 5,3 metros. Esa marca sólo fue superada por Simonetto y dos atletas más, por lo que los organizadores clasificaron “de favor” a cinco competidoras más.
De esas cinco competidoras saldría la medalla dorada. La húngara Olga Gyarmati, quien con un salto de 5,695 metros relegaría al segundo lugar a la atleta argentina, que saltó 5,605 metros. “Hubo un salto que no me quisieron contabilizar. Nunca supe por qué, pero no protesté porque no hablaba inglés”, manifestó Simonetto. Finalmente fue medalla de plata, pero fue el pueblo argentino quien la condecoró con el reconocimiento. Y el reconocimiento se pesa como onzas de oro.
*Declaraciones sacadas de Revista Mística.

EL ABRAZO DEL ALMA

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